Los abordajes menos invasivos, pero que aportan mayor eficacia, se están imponiendo con fuerza en el ámbito quirúrgico de la incontinencia urinaria y del suelo pélvico. A pesar de que la patología afecta a varones en menor proporción, los avances también les benefician.
La incontinencia urinaria es una alteración con una cada vez más elevada prevalencia mundial. En España, por ejemplo, afecta al 9,5 por ciento de la población femenina de entre 25 y 64 años. Además, la tasa aumenta con la edad, tanto en hombres como en mujeres. Así, a partir de los 65 años, un 45 por ciento de personas sufren incontinencia urinaria. Ante este panorama, es lógico que los profesionales se esfuercen por incorporar mejoras que otorguen mayor eficacia y calidad de vida a los afectados. Según han explicado a DM Ángel Silmi y Jesús Moreno, jefe y miembro del Servicio de Urología del Hospital Clínico de Madrid, la cirugía abierta era lo que primaba en el abordaje de la incontinencia en la mujer, pero el panorama actual ha dado un giro completo con el desarrollo de cirugías vaginales mínimamente invasivas que han sustituido a las abiertas.
Los urólogos, que dirigen el II Curso Internacional de Cirugía de Incontinencia Urinaria y Suelo Pélvico y el I de Cirugía Robótica Urológica que se ha celebrado en el citado hospital, han destacado la presentación de las mallas Mini Sling, que permiten «practicar una pequeña incisión en la cara anterior vaginal, introducir la malla en la membrana obturatriz sin necesidad de realizar cicatrices en la ingle. Fisiopatológicamente el resultado es igual que el que ofrece la técnica estándar», ha señalado Moreno.
Neuromoduladores
Para incontinencias leves de esfuerzo, según Silmi, aparecen también los tratamientos con inyecciones periuretrales que no hipotecan la colocación futura de mallas en caso de recidiva y que permiten que el paciente pueda irse a casa en el mismo día. El equipo del Clínico, que dispone además de una Unidad de Suelo Pélvico formada por urólogos, ginecólogos, cirujanos, rehabilitadores y fisioterapeutas, practica esta medida «en pacientes de muy alto riesgo quirúrgico o en personas jóvenes que no quieren someterse a una intervención quirúrgica». Moreno ha informado de que durante el desarrollo del curso se ha llevado a cabo el implante de un neuromodulador, «un marcapasos urológico muy útil para disfunciones urinarias. Se basa en la introducción de electrodos en las raíces sacras.
Cuando se comprueba su buen funcionamiento durante un tiempo, se procede a la implantación definitiva, a nivel del glúteo, del marcapasos. A pesar de que se trata de un tratamiento poco conocido, por novedoso, nuestra experiencia es ya de un año con muy buenos resultados, sorprendentes en algunos casos». La incontinencia urinaria en el varón es capítulo aparte, ya que su origen se debe a un tratamiento previo de prostatectomía radical, normalmente por cáncer prostático, o de cualquier cirugía prostática. La colocación de un esfínter urinario artificial era hasta hace pocos años la única opción terapéutica para esta incontinencia de esfuerzo que actualmente se mantiene para las de carácter grave. En las leves y moderadas se propone la utilización de la vía de abordaje perineal transobturatriz para, al igual que en la mujer, colocar una malla. «A través de una incisión en el periné y sobre la uretra se coloca una malla con resultados aceptables», ha señalado Moreno. Aún se dispone de escasa experiencia a largo plazo con esta terapia, pero por su escasa agresividad se indica en esta patología.
Implantar microbalones
La implantación de microbalones periuretrales puede ser también una opción en incontinencia leve-moderada. En el Clínico se realiza desde hace dos años con control de radioscopia, lo que dificulta la colocación de los balones. En este curso, el profesor Andrea Gregori, de la Universidad de Milán, en Italia, ha presentado la implantación con ayuda de control por vía ecográfica, «lo que aumenta la eficacia de este abordaje».